martes, 15 de diciembre de 2009

La ruptura hiperciclónica.

Hoy es el gran día. Al fin, en un laboratorio de Argamasilla de Alba, científicos del CEIC han logrado la ruptura permanente del campo. Gracias a enormes máquinas superciclónicas (disparadores de ondas-S polarizadas) han logrado la suficiente potencia en oposición de fase respecto a las ondas del sofá como para romper el campo-S.

El experimento comenzó sin grandes esperanzas, ya que aunque se lograba reducir el campo a mínimos, nunca se llegaba a romper. Los haces de ondas-S concentradas se obtenían a través de los emitidos por tubos de rayos catódicos de televisores, en los que se reproducían noticias que se sabía que disminuían el campo. Tras elevar la concentración de ondas-S hasta el punto en que ya apenas se notaban más efectos (casi a punto de llegar a la saturación máxima natural) estas eran disparadas directamente al sofá, debilitando enormemente su campo. Los sujetos encerrados gemían y se movían, algo que era muy positivo en sus estados prácticamente catatónicos. No obstante nunca se lograba pasar de ese punto y toda mejoría quedaba ahí.

Fue un hecho fortuito, una idea loca de uno de los doctores, lo que provocó el descubrimiento del elemento que faltaba. Los afectados por el campo-S viven en sus mentes una ira continua, que les acaba cansando hasta el agotamiento total. Esto hace que estén siempre tan cansados. Los elementos descritos en entradas anteriores a este blog se repetían en sus cabezas una y otra vez. Los sujetos afectados eran capaces de hacer complicados planes para acabar con estos agentes perniciosos, pero al verse incapaces de ello el campo-S aumentaba, cerrándolos en su propia amargura.

El análisis de lo anterior llevó al Doctor Jujarín a la conclusión de que, si a la vez que se minimizaba el campo-S se lograba dar un elemento al sujeto que le hiciera romper su prisión mental, este podría emitir las ondas-S en oposición de fase desde dentro necesarias para romper el campo (ya que estos las variaban ligeramente y, por motivos técnicos, no era posible adaptar las que estaban en oposición de fase a la suficiente velocidad). El elemento que lograría romper el bloqueo psicológico del sujeto debía ser algo que le permitiera llevar a cabo sus acciones, limpiar los elementos perniciosos y, en resumen, liberarle de la presión que le hacían sentir. La respuesta, una vez se analizan los datos, es sencilla: una metralleta.

Y efectivamente, si se lanzaba una metralleta cargada al lado del sujeto, se aplicaban las ondas en oposición de fase y se esperaba un pequeño rato, el sujeto despertaba. Vaya si despertaban. Los sujetos salían disparados por la puerta, con enormes caras de felicidad, a la vez que agitaban sus armas a la par que gritaban: ¡Tanto gilipollas y tan pocas balas!

La cura, al fin, ha llegado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario